viernes, 17 de septiembre de 2010

De Plaza en Plaza

Corría el año 97 cuando unos simpáticos palomos vinieron volando hasta el Falla de la mano del Yuyu. No llegando a la final, fue considerada el cajonazo por excelencia de aquel año junto a Kadi City. Vestidos de palomas, sin poder mover los brazos pero con el movimiento de cuello característico, en un parque, rodeados de latas y de envoltorios. Muy original la idea con una interpretación de diez.

Los palomos de esta plaza como somos chiquititos nos gusta ver a las pivas sentaditas en los banquitos…” con muy poquita vergüenza comienzan estos palomos su presentación, que no destaca por su música sino por la letra. Los sustos que le dan los niños con los petardos o cómo un día con su parienta tuvieron un palomino en vez de un palomito… “¡Cuidao con el vespino!” y con este grito finalizan una muy buena presentación, llena de golpes de humor, muy aplaudida por el público.

Los pasodobles son magníficos, rebosantes de humor, que logran arrancar las carcajadas del respetable. En uno de ellos, cuentan cómo picaron de una piedra de grifa y llegaron a su casa “vengo de la Plaza España de echarle cojone a un gato”… Simplemente genial. Entre pasodobles, aprovechan para picotear del pan que les tiran desde el público. Otro se lo dedican a los funcionarios, de quienes no comprenden que les bajen el salario. Muy bueno.

Las risas acompañan a los cuplés, donde tratan temas muy originales rematados con mucho arte. Los gaditanos somos la capital de trasplantes de riñones…”porque están como nuevos de no doblarlos”. El estribillo en la línea de lo que viene siendo la actuación: “¡Qué no darías tú por tener dos alas y alzar el vuelo!... lo mismo que yo daría por una mano cuando me pica un huevo.

Al amanecer… ¡no hace frio en lo alto un poyete! Así comienzan un popurrí con buenas cuartetas aunque, quizá algo más flojo que el resto del repertorio. “Si tienes un jamón pa regalar… piensa en mí, si tienes que hacer una mudanza… no pienses en mí”. La música si es más rica en este punto de la actuación, la interpretación es fantástica. “Ya se va este palomo cagón chin-chiqui-pum”. No tienen desperdicio el canto de la gallina o el baile del palomo, con el que se despiden del público a gritos de ¡chirigota chirigota!


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